Ayer, para celebrar mi santo, viví una de esas experiencias que te pueden elevar a estados tántricos: una comida en el Celler de Can Roca (Girona). 3 estrellas Michelin y considerado el 2º mejor restaurante del planeta.Nada más llegar nos atendió Josep Roca, segundo de tres hermanos y conocido por sus intervenciones en programas enológicos de tv. Con esa humildad característica de la gente grande nos enseñó orgulloso su bodega con más de 30,000 botellas y algunos de los mejores caldos mundiales. Acto seguido nos dejó entrar a la cocina donde el bullicio ordenado de cocineros y camareros indicaba que todo estaba en orden y a punto para empezar el show.
Optamos por el menú festival, y ¡menudo festival! Los platos se sucedían de forma rítmica y acompasada, como quien dirige y toca una partitura de Beethoven al mismo tiempo. Y a cada cuál más elaborado, sorprendente y transgresor.
El maridaje fue...no tengo palabras para describir cómo cada vino ligaba al lado de cada plato, como el que baila un bals, pasando por un tango y terminando con una desmadrada lambada.
Me pasaría líneas y líneas describiendo plato por plato, pero es que el arte no se puede explicar, hay que sentirlo.
¿Repetiremos? por supuesto que sí, si la economía nos lo permite...
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